Me dieron fecha para mi tesis a finales de verano, asi que tuve que empezar a trabajar muy en serio y muy duro. Poco a poco la gente de la universidad se fue acostumbrando a mi, si bien es cierto que nadie me dirigia la palabra. No me sentaba mal, aunque me sentia un poco sola. Iva todos los dias a la biblioteca, pues tenia muchisimas cosas que consultar. En estas visitas fue donde aprendi realmente a usar todas mis piernas. Era un verdadero expectaculo. Lo cierto es que me liaba con frecuencia, tiraba los libros al suelo, los apuntes, aveces hasta me caia yo al suelo. Todos los de la biblioteca se quedaban bastante sorprendidos, no solo por mi fisico, si no por ver como trataba en vano de usar todas las piernas posibles. Al final, para ser mas practicos, decidi usar solo las que necesitara para no liarme. Asi ahorraba tiempo, que me venia muy justo. La mayoria de las veces usaba dos, tres o cuatro piernas como mucho, con lo que me quedaban 6 para sostenerme (mas que de sobra, verdad?).